martes, 1 de octubre de 2013

ENTREVISTA PAISAJES ELÉCTRICOS MAGAZINE: BENJAMÍN PRADO


Para los lectores habituales, a estas alturas Benjamín Prado ya no necesita ninguna presentación y últimamente se está convirtiendo también en un rostro familiar para los melómanos de la música en directo; es ese tipo espigado de aires dylanianos que las rock’n roll stars (Sabina, Pereza, Amaral, Coque Malla…) invitan al escenario para recuperar la distancia que nunca debiera de haber existido entre el rock y la poesía. No problem… entre actuación y actuación, aún le queda tiempo para su incansable producción literaria. Nos concede esta entrevista a la vuelta de un festival poético celebrado en Bogotá y justo antes de encerrarse para dar los últimos retoques a la novela y el libro de relatos que promete para septiembre, obras de las que dice “se podrán leer por separado, pero también hay un pasadizo que lleva de una a otra”. Como su tiempo es escaso y su producción inabarcable decidimos, por esta vez, centrarnos en su producción en prosa y repasamos dieciocho años en otras tantas preguntas.

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lunes, 30 de septiembre de 2013

Meditaciones desde el blogsuelo: Douglas Coupland. De la "Generación X" a la "Generación A"









Aplastado por el peso de su propia "generación", Coupland aparece y desaparece una y otra vez reinventándose y deconstruyéndose a sí mismo a la vez que se ríe del mercado y los cánones literarios.

 

 

 

 

¿Qué fue de la Generación X?

Nadie lo tiene demasiado claro... Hubo algunos significativos anuncios de televisión que trataron de aprovecharse de la etiqueta. La letra X siempre vende pero además de eso quizá se pueda hablar del movimiento grunge. Probablemente Kurt Cobain representase mejor que nadie el espíritu, la esencia que se ocultaba tras la incógnita de la ecuación pero Kurt se fue; enseguida se cansó de la etiqueta lo que de alguna manera quizá sirva precisamente para definirla.
La Generación X es probablemente la de todos aquellos que perdieron la virginidad justo después de que el sistema capitalista hubiese quedado definitivamente establecido. La de los que de repente se despertaron en el mundo de las marcas y los logos corporativos. La de los que de pronto se miraban al espejo convertidos en hombre-anuncio con la ® de marca registrada merodeando por todas partes... y de ahí la elección de la X como mecanismo de reacción, el símbolo clásico de la indefinición, de la incógnita.
De ahí la Generación X de Douglas Coupland.

Generación X (1991)

No entraremos aquí en el debate sobre la paternidad de la etiqueta pero lo cierto es que tanto biográfica como literariamente, Coupland estaba en el lugar exacto en el momento oportuno; en todo caso... ópera prima de un autor diferente y novela de ruptura.
Artefacto "tecnológico" y negativo fotográfico del Menos que cero (1985) de Bret Easton Ellis. Donde Ellis reflejaba la nada en medio del todo, Coupland escenifica el todo en medio de la nada y mientras tanto -y a la vez- ambos enlazando con El guardián entre el centeno de Salinger.
Las tres siempre como contrapunto -como cara B- del Gran Sueño Americano y, por extensión, occidental.
Rebelde la de Salinger.
Apática la de Ellis.
Integradamente irónica la de Coupland.

El peso de la fama

Exactamente igual que cualquier actor adolescente protagonista de la sitcom coyunturalmente de moda, Coupland sufrió horrores para desprenderse de la piel de sus primeros personajes si bien es cierto que él mismo disfrutó encasillándose en ellos (Planeta Champú, 1992) o sometiéndolos a relecturas sobrenaturales y apocalípticas (La segunda oportunidad, 1998) pero también quiso interpretar nuevos y arriesgados papeles disfrazándose en Microsiervos (1995) de una especie de gurú visionario (anticipándose aquí al boom de las startups y los emprendedores puntocom) en una línea que podía emparentarse con las propuestas más arriesgadas formalmente de Burroughs o Vonnegut; una obra que de hecho aún se recuerda como obra de culto en algunos de los más oscuros pero deliciosos rincones de la World Wide Web.
Incluso trató de escribir una de esas grandes novelas americanas sobre familias y comunidades disfuncionales que tanto gustan al stablishment literario anglosajón (Todas las familias son psicóticas, 2001) pero todo daba igual... la imaginería popular de Coupland y su tendencia experimental -combinada con su vertiente de artista visual y diseñador gráfico- nunca serían admitidas en las más altas y siniestras esferas literarias que siguen manteniendo la pedante erudición a través de una narratividad obsoleta como sello de "calidad".
Y Coupland había cometido, además, el peor de los errores. Douglas Coupland había escrito la novela que había marcado una época. Una propuesta que trascendía los límites de lo literario para convertirse en un artefacto cultural de igual o mayor potencia que los que constantemente pueblan su narrativa, la manzana de Apple, las piezas de Lego o la sopa de tomate de Andy Warhol entre algunos otros cientos de miles, por lo que no estamos hablando ya de la Generación X sino de la manoseada posmodernidad en su más amplia expresión... sea la que sea.

Coupland en España

Publicado al principio en la colección Tiempos Modernos de Ediciones B cuya desaparición desintegró también el fenómeno Coupland en España; de repente todas sus títulos estaban descatalogados. Apagados o fuera de cobertura, algunos ni siquiera llegaron a traducirse y, sin embargo, en las librerías de viejo se habían convertido ya en artículos de culto que, habitualmente, siguen alcanzando los cincuenta euros por ejemplar usado.
En 2002, recuperó al Coupland de Todas las familias son psicóticas, imposible otra vez de localizar a día de hoy. Algo persistía flotando en el ambiente, una necesidad de literatura en tiempo real como la que Coupland siempre ha practicado.
Fue en 2006 cuando El Aleph Editores tomó el testigo volviendo a apostar por el canadiense y la que denominaremos su "trilogía de la globalización".

Coupland en el siglo XXI: jPod, El ladrón de chicles y Generación A

jPod (2006), "un viaje letal al corazón de la Generación Google" a la vez que continuación/recuperación/actualización de Microsiervos, es el punto de partida de esta especie de trilogía protagonizada por los nuevos tipos de la calle: programadores informáticos, dependientes de grandes superficie y todo tipo de adictos al YouTube y la alimentación transgénica.
jPod, un artefacto a medio camino entre la literatura y el diseño, una evolución de la integración entre forma y contenido y una locura digitalmente psicodélica a la que seguiría El ladrón de chicles (2007, traducido en 2008), una especie de historia de amor y reciclaje metaliterario en la era de los empleos no cualificados.
Con Generación A (2009, traducido en 2011) Coupland tal vez esté tratando de cerrar el círculo o, quizás, de aprovechar la etiqueta repleta de claroscuros que ha catalizado toda su obra literaria al mismo tiempo que lanza su propia línea de ropa de marca registrada.

El posibilismo vital como conclusión

Satirizar el sistema establecido no tiene por qué ser incompatible con poder hacer un buen montón de dólares a su costa.
Son las ventajas de haber estado estudiando al enemigo durante veinte años.


Post Data (para editores): los libros de Coupland siguen agotados, descatalogados o inéditos en España, ¿en qué diablos estáis pensando? 

(Publicado originalmente en Suite 101 el 12/3/2012)

viernes, 27 de septiembre de 2013

Reseña: 'El fuego y las cenizas' de Jorge Ordaz.

Tras La perla de oriente (Finalista del Premio Nadal en 1993) y Perdido Edén, El fuego y las cenizas es la tercera novela de Jorge Ordaz ambientada en Filipinas, en éste caso durante el período más álgido de la Guerra del Pacífico.
Aparentemente una novela histórica de las que este reseñista suele recelar y, sin embargo, no dejaban de llegar las recomendaciones y reconocimientos entre los que se incluyen el Premio de la Crítica de Asturias a la mejor novela… acertaron.
Digamos que, efectivamente, El fuego y las cenizas no es una novela histórica al uso pero tampoco resulta fácil buscarle una etiqueta.

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ENTREVISTA PAISAJES ELÉCTRICOS MAGAZINE: SOFÍA RHEI

Lo primero que han de saber de Sofía Rhei (Madrid, 1978) es que se trata de una artista multi e interdisciplinar en, probablemente, todos los sentidos del término. Es por eso por lo que muchas veces la han llamado “mujer del Renacimiento”, no obstante, incluso semejante concepto expansivo puede correr el riesgo de resultar demasiado reduccionista. El Renacimiento pretendía recuperar los modelos clásicos, Sofía Rhei pretende ir mucho más allá y lo que parece interesarle es explorar sus fronteras hasta las últimas consecuencias; para ello no se limita simplemente a experimentar con las disciplinas artísticas tradicionales sino que su ansia de fusión la lleva a incluir en sus propuestas estéticas otras menos convencionales como la gastronomía o la botánica. Hoy queremos hablar con ella de literatura centrándonos en los géneros que ha cultivado con mayor frecuencia, la poesía y la narrativa juvenil. 

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Meditaciones desde el blgsuelo: Palahniuk y la metáfora del "club de lucha"

"La primera regla del Club de la Lucha es: NADIE habla sobre el Club de la Lucha."

"La segunda regla del Club de la Lucha es: NADIE habla sobre el Club de la Lucha."

 Y de algún modo el secreto se sigue manteniendo en los círculos underground puesto que, pesar de que la gran mayoría habrá visto la película de 1999 sobre el Fight Club, no demasiada gente conoce aún en España -y muchos menos podrían deletrearlo- el nombre que se esconde tras semejante y pertubador proyecto literario.

La tercera regla de el Club de la Lucha es

"La pelea termina cuando uno de los contendientes grita 'alto', pierde la vertical o hace una seña".
Demasiado problemático para los estándares literarios anglosajones; sin Las correcciones de Jonathan Franzen, el aburguesamiento narrativo de Paul Auster o las tendencias eremíticas de Cormac McCarthy o Thomas Pynchon, Palahniuk es ante todo un provocador que convulsiona el establishment literario en su decidida apuesta por hacerlo saltar por los aires.
Cualquier parecido con su personaje Tyler Durden es sólo fruto de una cuidada premeditación.
Palahniuk estudió periodismo pero como muchos universitarios tuvo después que ganarse la vida en toda una serie de trabajos que reflejan miméticamente la sociedad de consumo y sus ruedas dentadas; una cadena de montaje, una empresa de fabricación de contenedores... hasta encontrar un puesto de redactor técnico que recuerda más de la cuenta al del personaje interpretado por en la adaptación cinematográfica.
"La cuarta regla del Club de la lucha es: sólo dos personas por pelea".
El muchacho bueno, el trabajador, el consumidor de muebles de IKEA, el integrado... el alienado, y/o el atractivo anarquista interpretado por Brad Pitt.
Y precisamente eso es lo que más suele molestar de Palahniuk en los círculos literarios más puristas, tradicionales e integristas; lo que molesta de Palahniuk es que no le interese lo más mínimo ocupar el puesto de Philip Roth o Norman Mailer sino que prefiera comportarse como Brad Pitt y, por eso, sus giras de promoción suelen parecerse más a un estreno de Hollywood que a lo que debería ser el comportamiento austero y distante de un escritor con clase.
"La quinta regla del Club de la Lucha es: sólo una pelea a la vez".
Esto es algo que, como todos los chicos malos -que no lo olvidemos siempre resultan más atractivos-, Palahniuk no ha podido lograr. Los frentes de batalla siempre están abiertos y se multiplican por todas partes. A los autores de culto se los ama o se los odia sin términos medios y por eso los elogios se vuelven apologías, casi evangelios, y las críticas acaban desembocando en el terreno personal como la periodista que decidió que era una buena idea aludir a su homosexualidad como argumentación de su opinión sobre Chuck y éste le respondió con un irreproducible mensaje en su buzón telefónico que entre otras lindezas incluía alguna que otra amenaza de muerte (parental advisory); sin olvidarnos de todas las puritanas asociaciones que lo han acusado de prácticamente cualquier cosa, misoginia, machismo, fascismo, etcétera.
"La sexta regla del Club de la Lucha es: sin camisa ni zapatos".
Y más de una vez es así como Palahniuk se ha presentado a sus lecturas literarias; exhibiendo el físico del que, como él mismo ha reconocido, alguna vez estuvo enfermo de vigorexia.
"La séptima regla del Club de la Lucha es: cada pelea dura lo que tiene que durar".
Frecuentemente hasta que Chuck consigue que alguien caiga desmayado al suelo. Se cuentan por centenares los estómagos sensibles que no pudieron resistir la narración de "Tripas", escatología llevada al último extremo.

La octava y última regla del Club de Lucha es

"Si esta es tu primera noche en el Club de la Lucha entonces TIENES que pelear".
Demasiado explícita, demasiado sugerente... demasiado peligrosa. El Club de la Lucha (1997), la crítica más ácida y destructiva contra la sociedad capitalista desde el American Psycho de Bret Easton Ellis.

El Proyecto Estragos (The Mayhem Project)

"La primera regla del Proyecto Estragos es no hacer preguntas".
Y no, no se trataba de juventudes hitlerianas como muchos quisieron ver sino de algo incluso más terrorífico aún; una estructuración de los movimientos antiglobalización y, por extensión, antisistema.
"La segunda regla del Proyecto Estragos es no hacer preguntas".
Un proyecto que trascendía los círculos literarios hasta convertirse necesariamente en alguna otra cosa.
Enseguida los eruditos se apresuraron a salir a la palestra para reducir a Palahniuk a un escritor de estribillos, eslóganes y consignas en imperativo. Un lector de los aforismos de Nietzsche más preocupado por la estructura cinematográfica de sus novelas que de su calidad literaria pero...
"La tercera regla del Proyecto Estragos es no poner excusas".
El mundo entero se queja de que los jóvenes cada vez leen menos pero, tal vez, muchos se hayan olvidado de hablarles en su propio idioma y...
"La cuarta regla del Proyecto Estragos es no mentir"
Si hay que reconocer que uno es un adicto sexual obsesionado por la masturbación, la pornografía, las peleas de bares y la cultura de la imagen pues se reconoce. Lo peor que puede pasar es que algunos millones de individuos se sientan identificados y...
"La quinta regla del Proyecto Estragos es confiar en Chuck".
No en vano, la página web de Palahniuk se llama The Cult (El Culto), un website en el que, como los "mercenarios" del Proyecto Estragos, acaban llegando todos los muchachos hastiados que tratan de huir del flujo del mainstream en busca de verdaderas emociones.

Así que, ya sabes, "si te detienen, serás expulsado del Proyecto Estragos" y, recuerda que...
"La última regla... es no hacer preguntas".


 (Publicado originalmente en Suite 101 el 29/12/2010)

viernes, 6 de septiembre de 2013

ENTREVISTA PAISAJES ELÉCTRICOS MAGAZINE: JUAN SOTO IVARS

Si tecleas en Google “Juan Soto Ivars” el primer resultado te remitirá a su blog en wordpress. Un espacio diáfano en el que fácilmente accederás a su bio-bibliografía oficial. Verás que hablamos de uno de los periodistas culturales más activos del país y quizá te sorprenda un poco que con apenas veintisiete años haya publicado ya tres novelas y antologado un par de libros de relatos pero, de vez en cuando, esas cosas pasan. No obstante, quédate ahí. No pretendas profundizar. No quieras documentarte para conocer mejor al individuo porque probablemente acabarás por volverte loco. Insisto, bajo ningún concepto trates de seguir su actividad en las redes sociales —su Microblog Acribillante—… sin duda pronto acabarás sufriendo una sobredosis cibernética. No quieras seguir su rastro en la blogosfera literaria; ni mucho menos intentes deslindar la realidad de la ficción en todas esas leyendas negras (o rosas) que ahora mismo siguen expandiéndose por las redes wi fi pero, sobre todo… nunca, never, le pidas que te conceda una entrevista. ¿Quién es Juan Soto Ivars? ¿Existe realmente o es más bien lo que parece, un personaje literario a medio camino entre el Dorian Gray de Wilde y el Tyler Durden de Palahniuk? Veamos…

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'MASH UP' O LA PRÓXIMA REVOLUCIÓN DE LA LITERATURA






Orgullo y prejuicio y zombis ideado por David Borgenicht, James Rekulak -editor y director creativo respectivamente de Quirk Books (Libros Peculiares)- y perpetrado por Seth Grahame-Smith ha sido el primer mordisco al mercado editorial de la nueva, atractiva y experimental moda de los mash up que, como los no-muertos del título, no dejarán de extenderse como una plaga en busca de cerebros vivos.

El origen

¿Qué pasaría si a las densas y sentimentales tramas de las novelas victorianas de Jane Austen les añadiésemos un poquito de acción en forma de un puñado de muertos vivientes merodeando por todas partes?... simplemente una nueva propuesta literaria estallando en varias direcciones diferentes. Un revival de los grandes clásicos por un lado y un papel central en la última moda literaria del Apocalipsis zombi por otro.

El resultado: una nueva fórmula para la elaboración de best-sellers "exprés" que, a diferencia de la tónica general del resto de superventas, garantizan un mínimo de calidad avalada por el clásico en el que se apoyan.
El éxito de la propuesta era tan evidente -60.000 ejemplares agotados en poco más de una semana y varios meses en el top ten de ventas del New York Times- que a la vez que todo sucedía, Ben H. Winters ya estaba llenando de monstruos marinos el Orgullo y sensibilidad de la propia Austen a la vez que, a éste lado del charco y casi al mismo tiempo que la traducción por la editorial Umbriel del original, Debolsillo publicaba Lazarillo Z. Matar zombis nunca fue pan comido firmado por un tal Lázaro González-Pérez de Tormes.
Conclusión: la pandemia vírica es inevitable.

Propagación

Android Karenina, Mujercitas y hombres lobo, Abraham Lincoln: cazador de vampiros... la plaga está en marcha.
Hay un proyecto de zombificación de La casa de Bernarda Alba y multitud de peticiones del estilo de Pedro Páramo: cazador de fantasmas. Las críticas, no obstante, al fenómeno mash up son demoledoras desde los sectores más tradicionales y puristas de la crítica equiparándolos, no sin razón, a los remixes musicales y definiéndolos como un ejemplo más de la actual cultura del corta-pega. Externa y superficialmente podría ser así pero la filosofía y el espíritu del fenómeno va mucho más allá convirtiéndose en un subgénero definitorio de la mentalidad de toda una generación.
Existen ya abundantes testimonios de profesores anglosajones que avalan los beneficios de los mash up en las clases de Literatura y también en España algunos atrevidos han realizado con éxito el experimento. Es evidente que las criaturas de serie B pueden hacer mucho más atractiva la Literatura especialmente para los adolescentes, a la vez que no se pierde de vista la referencia de los grandes, aunque muchas veces desfasados, modelos literarios.
Además las "vías de infección" de los mash up van mucho más allá de la simple superposición de unos cuantos muertos vivientes, hombres lobo o vampiros... hablamos de renovación, adaptación y adecuación de la gran Literatura precisamente en éste momento en el que el mundo del libro en su conjunto se enfrenta al advenimiento de la revolución digital y el libro electrónico.
Los debates en torno al eBook son el día a día del mundo editorial hasta el punto de teñirse a menudo de tintes cercanos a la paranoia. Unos optan por cavar trincheras tratando de retrasar lo inevitable mientras que otros se lanzan a ciegas sobre el campo de combate sin tener muy claro todavía en qué dirección correr.

Futuro

Mientras autores, editores, distribuidores, libreros y lectores titubean a la hora de dar los primeros pasos sobre los cenagosos páramos del libro electrónico, la batalla de los soportes y la cesión de derechos continúa de modo que los e-Readers salen al mercado con amplios catálogos de clásicos liberados de derechos de propiedad intelectaual mientras que autores y editores se preparan para la explosión de la oferta que significará la digitalización del mercado con las consiguientes posibilidades de difusión global para todo tipo de productos donde importará mucho más la creatividad que las inversiones de capital; panorama en el que será complicado destacar y fundamental el posicionamiento de los productos.
¿Alguien no ve aún las posibilidades de los mash up sobre este futuro escenario?... el aval y el respaldo de un clásico sobre el eBook de un autor novel para aislarlo entre la marea de títulos electrónicos.

Deconstrucción, mutación y posesión infernal de los clásicos... ese es -como siempre- el futuro.

Y los mash up, de alguna manera, formarán parte de ese futuro.


(Publicado originalmente en Suite 101 el 27/11/2010)

miércoles, 4 de septiembre de 2013

ENTREVISTA PAISAJES ELÉCTRICOS MAGAZINE: EMILIO BUESO

Emilio Bueso (Castellón, 1974) lleva años siendo un autor de referencia entre los seguidores del terror literario, tanto en el género corto como en el largo, donde a través de la novela Diástole (Salto de Página, 2011) revisa el género fusionándolo con la literatura de viajes y la novela negra. No obstante, es a mediados de 2012 cuando su nombre trasciende el panorama meramente literario y comienza a expandirse como una venérea viral por los antros más oscuros y recónditos de la World Wide Web.
La razón es Cenital (Salto de Página, 2012), la tercera novela de Bueso, donde narra el colapso de la civilización occidental a causa de su desastrosa gestión de los recursos energéticos. Cenital es también la historia de Destral, un tipo corriente devenido en el líder profético que intuyó el peligro y movió el culo para hacer algo al respecto pero, a la vez, nos encontramos con una novela coral donde se entrelazan las historias de una treintena de personajes desde el presente más inmediato hasta ese futuro distópico hacia el que sin apenas darnos cuenta estamos siendo abocados. En teoría es una novela de anticipación pero el principal problema es que, entre el ahora y el después, Bueso apenas nos dejaba un par de años de margen de los que hemos apurado ya seis meses. Es por eso por lo que nos ponemos en contacto con el autor en busca de una “actualización” o, si lo prefiere, un “informe de daños”.



"Tengo una pistola", Cascaradenuez y la generación literaria 2.0


 

Si vives en España y eres lector de narrativa tal vez estés saturado ya de novelas de temática histórica y guerracivilista; en ese caso sigue leyendo este artículo, si no... también, porque estamos a punto de hablar de una novela que marcará una época. Una novela que sin duda aparecerá en los manuales -seguramente en formato digital- que estudiarán tus hijos.

 

 

¿Por qué los jóvenes no leen?

Por supuesto que lo hacen pero de otra manera, a través de otros medios y de nuevos formatos que responden a gustos, motivaciones e intereses diferentes, y en ocasiones pioneros. Y si lo que queremos es que lean Literatura tal vez sigamos olvidándonos de hablarles en su propio idioma.

Aún en el caso de que sepan quién fue, tampoco resulta demasiado descabellado suponer que no les interese lo más mínimo leer acerca de las ingeniosas hazañas del hidalgo don Francisco Franco y demás bandidos por el estilo, no obstante, el caso es que la oferta literaria patria sufre desde hace años una pandemia de revisionismo histórico que, de indudablemente necesario, ha pasado a convertirse en repetitivo hasta el punto de la extenuación. El título de Isaac Rosa ¡Otra maldita novela sobre la Guerra Civil! (2007), tal vez ejemplifique perfectamente el estado de la cuestión. No obstante, es precisamente la monotonía gris del contexto la que facilita que la novedad resulte más brillante.
Y eso es precisamente lo que ha significado Tengo una pistola... Un disparo en medio del bosque que esperemos haga levantar el vuelo de un montón de proyectos literarios más acordes con los tiempos que corren y a los que, hasta el momento, los aletargados y caducos árboles centenarios no dejaban ver.

 

Tengo una pistola: una novela generacional

Una novela generacional en los dos planos de la palabra.
Una novela, por un lado, que define perfectamente -por medio del clásico recurso literario de llevar todas las características a su último extremo- a un sector de población determinado y -no lo olvidemos- en continúa expansión en progresión geométrica: la generación de Internet, la generación digital, la próxima generación, la "generación Cascaradenuez"... el futuro.
Una novela, por otro lado, que sitúa a su autor, Enrique Rubio, al frente de lo que necesariamente se impone como nueva generación literaria que se atreva a enfrentar la revolución digital desde dentro, dando cabida en la narrativa española a temáticas más ligadas con la realidad inmediata (ciencia, tecnología, redes sociales...) y abriendo así el espacio narrativo a la necesaria reflexión sobre las virtudes y defectos de la sociedad virtual.
Lorenzo Silva que apadrinó con un significativo prólogo el lanzamiento de Tengo una pistola (Booket, 2009), la define como "novela 2.0" y, extendiendo la etiqueta, confiamos en que en no mucho tiempo podamos estar hablando ya de la Generación literaria 2.0.

 

La historia de un hikikomori occidental

Cascaradenuez -sólo conocemos al protagonista por su metafórico nick de Internet- tiene veinticinco años y lleva diez encerrado en su hogar por decisión propia. El mundo que sus padres y los padres de sus padres han creado para él no le atrae en absoluto. Es más, le da miedo, con todos esos gritos y la locura merodeando por todas partes... Como cada vez más gente en las sociedades hipertecnológicas, Cascaradenuez se declara fóbico social y prefiere el seguro aislamiento que le proporciona el interior de su "Casa" donde tiene una conexión ADSL que le proporciona todo lo que necesita, música, películas y cantidades inabarcables de sexo capaces de aturdir un millón de vidas que le facilitan, además, la forma perfecta de ganarse la vida trabajando como webmaster de páginas porno.
Nada de lo que hay fuera le interesa y su único contacto personal es el psicólogo que le visita regularmente y al que recibe con un casco de motorista en la cabeza. A través de Internet se puede comprar cualquier cosa; el cartero y los repartidores dejan a su puerta todo lo que Cascaradenuez necesita... Incluso una pistola.
Ahora podrá decidir cuándo termina el juego. Si las cosas se ponen feas sólo tendrá que apretar el gatillo para que aparezca el letrero de Game Over y, si dispones del poder de tomar la última decisión, el resto de las cosas comienzan a dar menos miedo.
Ahora, con el casco y la pistola quizás Cascaradenuez se atreva a salir de "Casa"...

 

Enrique Rubio: ¿el próximo autor de culto?

Enrique Rubio (Murcia, 1978), representa el modelo de nuevo escritor. El escritor que no le tiene miedo a la revolución del libro digital y la piratería electrónica porque conoce cómo funciona el ciberespacio. El escritor que ha intuido que, de ahora en adelante, la palabra FIN ya no significará el final del libro ni del trabajo del autor y por eso podréis encontrar al propio Cascaradenuez en las redes sociales porque los personajes que quieran "funcionar" en el siglo XXI han de saber y/o poder abandonar el papel para interactuar en el ciberespacio con sus lectores.
Se nota y, él mismo lo reconoce, que Rubio ha leído a Bukowski, Kennedy Toole o Ray Loriga pero, quizás, sus mayores referentes sean Woody Allen (al que no obstante, se permite golpear en la cabeza con un bate de béisbol, cuando se lo encuentra en un Manhattan infestado de zombis en el videojuego "en modo operativo" en el que se han transformado sus horas de sueño), Chuck Palahniuk y la saga Matrix de la que constantemente juega a ser una contrarréplica paródica a la vez que un homenaje en forma de negativo fotográfico... el -a priori- enemigo abstracto se llama aquí Generatriz y es la representación suprema de todas las imperfecciones humanas frente a la limpia, cómoda y equilibrada tecnología.
No obstante, como en todas las grandes obras, los distintos niveles de lectura -psicológicos, sociológicos, filosóficos...- se solapan hasta deparar un soberbio y constante debate dialéctico del que cada lector deberá extraer sus propias conclusiones.

De modo que...

"¿Eres tú uno de los Elegidos Anti-Generatriz?"...

"¿Te apetece jugar?"... 



 (Reseña publicada originalmente en Suite 101 el 2/1/2011)

lunes, 25 de febrero de 2013

'Cenital': El manual de supervivencia de Emilio Bueso


           A causa de alguna extraña parafilia aún por catalogar experimentaba indescriptibles pulsiones internas ante las ficciones que me presentaban la raza humana desapareciendo del mapa.
Digamos que era de esa clase de gente a la que le va el rollo apocalíptico así que en cuanto conseguí un ejemplar de Cenital las piernas enseguida comenzaron a temblarme de excitación pero el problema era que la gasolinera abandonada de la portada me había puesto tan  cachondo que al principio me costaba trabajo pasar las páginas.   
Era junio de 2012 y suponía que lo que estaba leyendo era una novela pero a ratos aquello se convertía en un ensayo que de pronto me helaba la sangre con la que trataba de mantener mi aberrante erección. Decidí entonces que simplemente se trataba de una ficción especulativa pero mucho antes de la mitad ya estaba convencido de que lo que tenía entre manos no era otra cosa que un manual de supervivencia.
De pronto el fin del mundo me dio miedo.
Mi genocida perversión sexual desapareció para siempre del mismo modo que ante el advenimiento de los vídeos caseros distribuidos por Internet había desparecido mi interés por las películas pornográficas rodadas en el Valle de San Fernando.
Esa era la analogía… las ficciones apocalípticas, como las películas porno, no son creíbles, no tienen argumento, se centran en el cómo y se quitan de encima el por qué con cuatro líneas de diálogo. Vayamos al grano… gemidos, lamentos y unas cuantas explosiones antes de inundarlo todo.
Cenital sin embargo, como las grabaciones de sexo casero, es puro realismo. No hay maquillaje y se pueden ver los granos y las axilas mal rasuradas. Las lorzas fruto de nuestra inconsciente opulencia desbordan por todas partes. De pronto te das cuenta de que no se trata de una película sino de sexo de verdad.    
Cenital curó mi parafilia pero a la vez me jodió la vida. Ahora estaba de veras asustado y paranoico.
Durante cinco minutos pensé en escribir una reseña de la novela y tomé unas cuantas notas al respecto pero justo entonces la radio anunció que el ministro de economía acababa de solicitar y obtener de la Unión Europea el rescate de los cien mil millones a la banca española.
¡Mierda!... Yo acababa de leer exactamente aquello. Repasé el índice y volví al capítulo en el que Bueso había escrito palabra por palabra lo que estaba pasando.
Angustiado consulté la fecha de edición: marzo de 2012.
Teniendo en cuenta la lentitud del proceso editorial, lo normal es que el manuscrito llevase algunos años acabado antes de su publicación a lo que habría que añadir quizás otro de redacción… ese era el margen.
Bueso no era un escritor, era un puñetero profeta de los que aciertan.
Había narrado el futuro con años de antelación y lo que augura para después es aún peor.   
  Bueso habla de las teorías maltusianas y hace referencia a los colapsos de algunas de las civilizaciones que nos han precedido. Asegura que estamos reproduciendo paso a paso el estándar para el modelo establecido.
Somos fieles replicantes.
Por supuesto al instante abandoné mi inconsciente impulso de reseñar Cenital.
Capté el mensaje y comprendí que sería imposible salvar todos los culos de modo que mejor cerrar el pico y poner el mío a salvo cuanto antes porque Cenital es también el nombre de la ecoaldea a la que todos querrán mudarse cuando ya sea demasiado tarde y, evidentemente, no habrá sitio para todos.
Mi novia me pidió entonces que le prestase el libro pero mis reflejos sinápticos reaccionaron con rapidez y sin titubear le dije que lo había perdido o, mejor, que lo había tirado a la basura.
No podía permitirle la más mínima concesión al boca a boca.
El mundo se estaba yendo al carajo pero en el fondo yo era optimista porque sabía que en Cenital había unos cuantos flotadores y además… ¿cuántas probabilidades había de que la novela de un autor español menor de cuarenta se convirtiese en un éxito?

Ahora, seis meses después, todas las mañanas sigo subrayando los fragmentos en los que las profecías de Bueso van cobrando vida. Luego dedico un par de horas a aprovisionarme de latas y agua embotellada y completo mi entrenamiento en el manejo de todas las herramientas de una navaja suiza antes de bajar a cultivar mi huerto.
Lo único que me preocupa es que en la World Wide Web me he encontrado ya con más de un centenar de gilipollas que han cometido la imprudencia de reseñar Cenital. Resulta que el marketing viral solo funciona cuando no debería de hacerlo y, según parece, la segunda edición está a punto de agotarse.
La inefable Ley de Murphy.
Problemas, problemas, problemas… demasiados lectores suficientemente informados con los que pelear por los restos del naufragio. 
Compruebo mis reservas de combustible y decido que podría permitirme el lujo de derramar un par de bidones en los almacenes de la Editorial Salto de Página si a los inconscientes de sus responsables se les ocurriese la mala idea de lanzar una tercera edición.
Mientras pulo los pequeños detalles de mi plan trato de convencerme de que no sería un despilfarro innecesario de gasolina. Hablamos de previsión de futuro.

martes, 12 de febrero de 2013

El escritor gonzo



(Cartas de aprendizaje y madurez)

de HUNTER S. THOMPSON





Advertencia inicial: solo para letraheridos y cagatintas.

 Hace algo más de seis años y aún bajo los efectos psicotrópicos y el subidón de adrenalina provocados por la lectura de Miedo y asco en Las Vegas, fue cuando comencé a enviar anónimos cada vez más violentos y amenazadores a la sede de la editorial Anagrama clamando por la reedición de los textos de Hunter S. Thompson que llevaban más de veinte años descatalogados en España.
Confusamente trataba de hacerles entender a los esbirros de Jorge Herralde que tras arduas investigaciones a base de búsquedas combinadas en Google había llegado a la conclusión de que tan solo en la vieja piel de toro éramos más de medio millón los aspirantes a escritor maldito y todos nos habíamos leído ya la docena y media de Compactos de Bukowski.
El viejo Hank sistematizó el realismo sucio pero, probablemente, la fascinación que  provoca en todos los letraheridos y cagatintas del mundo tenga mucho que ver con el descarnado biografismo mediante el que relata la persecución del sueño del escritor frustrado. Más allá de etiquetas literarias, el mito de Bukowski representa una hoja de ruta. Un plazo. No pudo vivir de la literatura hasta pasada la cincuentena pero, ¡demonios!, miradlo ahora… el puñetero referente de cientos de miles de infectados por la venérea literaria.

No obstante, por aquí ya hemos plagiado todos sus textos; nos hemos entregado con fruición a imitar su estilo y a la fuerza hemos sido impelidos a reproducir también su periodo de formación en todo el catálogo de empleos temporales, precarios y no cualificados. El mundillo literario sigue siendo esa fiesta que siempre se desarrolla al otro lado de la ciudad y para la que nunca tenemos invitaciones así que necesitamos nuevos estímulos para no venirnos abajo y seguir sentados ante el teclado con la esperanza de que tarde o temprano saltarán las monedas cada vez que aporreemos las teclas.
Así que ahora que con el advenimiento de la Web 2.0 se confirma la tendencia de que pronto habrá más escritores que lectores, parece que al fin los muchachos de Anagrama se han dado cuenta de que por ahí hay una brillante veta de mercado.
Fear and Loathing Cover by CaptainChibi
 Necesitábamos otro icono borrachuzo, drogota e independiente que hubiese salido de la nada para sembrar el panorama literario de latas de cerveza vacías y apagar colillas en los sillones de los eruditos y eso es, precisamente, lo que vamos a encontrar en El escritor gonzo de Hunter S. Thompson.
Bajo el afortunado título se recogen dos volúmenes con una selección de las cartas que cada madrugada Thompson comenzaba a escribir compulsivamente cuando consideraba que la mezcla de ron y cerveza era ya demasiada para seguir trabajando en las novelas que siempre le rechazaban las editoriales o bien en sus personales artículos de reportero freelance que, surgidos al calor del Nuevo Periodismo, pronto inaugurarían el subgénro gonzo donde la vivencia del reportero y su búsqueda de información a menudo cobran mayor importancia que la noticia misma.


La primera parte, bajo el título de ‘El camino de la dignidad’ recoge la correspondencia que va de 1955 a 1967 (versión original: The Proud Highway, Villard Books, 1997). La segunda, ‘Miedo y asco en América’ corresponde al período entre 1968 y 1976 (Fear and Loathing in America, Simon & Schuster, 2000).

Personalmente nunca he sido demasiado partidario de este género para eruditos freudianos y filólogos cotillas pero, en este caso, no se trata de husmear en el cajón de los calzoncillos de ningún escritor fiambre puesto que cuando se publicaron los  originales el Doctor HST aún no se había pegado el tiro en la sien y, en ambos volúmenes, se percibe la voluntad del autor de sistematizar definitivamente tanto su  concepto de la ficción y el periodismo como su visión siempre rayando lo paranoide del mundillo literario y el contexto sociopolítico. 

El resultado es un ciclo formativo por entregas a la vez que un manual de supervivencia para adentrarse en la jungla literaria y/o periodística.

Una obra que quizás no sea para leer de una sentada sino más bien para dosificar como se hace con la Biblia en las iglesias (Carta primera de S. Thompson a los… ); en definitiva y, retomando la idea introductoria, un libro de cabecera para todo escritor, periodista o bloguero que se resista a tirar la toalla aún después de haber estado besando la lona en todos los asaltos.


Recomendación final: imprescindible para letraheridos y cagatintas.